
Poco a poco y conforme va pasando el tiempo, las cosas van regresando a lo que muchos llaman “la nueva normalidad” ya sea a un nivel social, familiar e incluso laboral. En esta ocasión nos enfocaremos en esta última.
Si bien es cierto, muchas personas ya han regresado a las oficinas a laborar de manera regular, sin embargo existen otras más que se encuentran realizando sus actividades en casa. De la manera que sea, el estrés está presente y en muchas ocasiones no nos damos cuenta, sin embargo nuestro cuerpo y mente pueden resultar afectados.
Existen muchas causas por las cuales experimentamos estrés en nuestra vida laboral, algunas de las principales son:
Carga de trabajo. Esto puede incluir trabajar muchas horas, tener poco descansos o manejar una carga de trabajo muy pesada.
Funciones en el trabajo. Puedes sentir estrés si no tienes un papel definido en el trabajo, si tienes demasiadas funciones o si tienes que responder a más de una persona.
Condiciones laborales. Un trabajo que es físicamente extenuante o peligroso puede ser estresante. También lo puede ser trabajar en un empleo que te expone a ruidos fuertes, contaminación o químicos tóxicos.
Gerencia. Puedes sentir estrés si la gerencia no permite que los trabajadores participen en la toma de decisiones, si carece de organización o si tiene políticas que no ayudan a conciliar la vida laboral con la familiar.
Problemas con otras personas. Los problemas con tu jefe o tus compañeros de trabajo son fuentes comunes de estrés.
Miedo por su futuro. También puedes sentir estrés si estás preocupado por despidos o si no estás avanzando en tu carrera.
Esto al igual que cualquier otro tipo de estrés, se puede prolongar por un largo tiempo, lo cual puede afectar tu salud. El estrés laboral puede incrementar el riesgo de presentar problemas de salud como:

- Padecimientos cardíacos.
- Dolor de espalda.
- Depresión y agotamiento.
- Lesiones en el trabajo.
- Problemas del sistema inmunitario.
- El estrés laboral también puede provocar problemas en casa y en otras áreas de su vida, lo que empeora el nivel de estrés que ya se experimenta.
Sin embargo existen mucha maneras en las que podemos manejar este tipo de estrés, estas son algunas que podemos poner en práctica en nuestra rutina diaria para poder tener cambios significantes.

Hay que tomarse un descanso.
Si te estás sintiendo estresado o enojado en el trabajo, tómate un descanso. Incluso un descanso breve puede ayudar a refrescar tu mente. Da una caminata breve o come un refrigerio saludable. Si no puedes abandonar tu zona de trabajo, cierra los ojos por unos momentos y respira profundamente.

Crea una descripción de tu puesto.
Crear una descripción de tu puesto o revisa una descripción desactualizada puede ayudarte a obtener una mejor comprensión de lo que se espera de ti y darte una mayor sensación de control. También puedes anotar en una agenda de tu preferencia las tareas y pendientes que tienes para poderlos consultar fácilmente.

Establece metas razonables.
No aceptes más trabajo del que puedes hacer razonablemente. Trabaja con tu jefe y compañeros de trabajo para establecer expectativas que sean realistas. Estar al tanto de lo que se puede conseguir todos los días puede ser útil. Comparte esta información con tu gerente para ayudar a establecer las expectativas.

Administra tu uso de tecnología.
Los teléfonos celulares y el correo electrónico pueden hacer que sea difícil desconectarse del trabajo. Pon ciertos límites, como apagar tus dispositivos durante la cena o luego de cierta hora de la noche o al terminar tu horario de trabajo. O bien puedes silenciar todas tus notificaciones o apartarte de los dispositivos del trabajo.

Organízate.
Comienza todos los días por crear una lista de pendientes. Califica estas tareas en orden de importancia y resuélvelas de arriba hacia abajo. Toma tu tiempo, es casi imposible de terminar todo en un sólo día. Motívate con pequeñas auto recompensas por cada tarea que logres terminar.

Haz cosas que disfrutes. Reserva un espacio en tu semana para hacer cosas que disfrutas, ya sea hacer ejercicio, practicar un pasatiempo o ver una película.
Aprovecha tu tiempo libre. Toma tiempo regularmente. Incluso alejarte durante un fin de semana largo puede ayudar a darte un poco de perspectiva.
Saca siempre lo mejor de ti en tu trabajo, pero recuerda también ponerte como prioridad, tanto tu salud mental y física.
